Wafaa Tizza
Traduction de Université Bretagne Occidentale
- Cet article est une traduction de :
- Femmes des Aït Bouguemez : des identités à l’épreuve du tourisme [fr]
- Autre(s) traduction(s) de cet article :
- Women of Ait Bouguemez: How Tourism Affects Identities [en]
La autora de este artículo
agradece al Fondo Suizo para la Investigación Científica de haber
financiado el proyecto (IZ70Z0_123903) en cuyo marco sus investigaciones
y su tesis de doctorado han sido llevadas a cabo.
1
Desde
hace aproximadamente una década, la cuestión del estatus de la mujer en
la sociedad marroquí se ha convertido en objeto de un importante
debate. Iniciativas por parte de la realeza y del gobierno así como una
movilización asociativa real han contribuido a quebrantar la visión
dominante en la materia. Esta visión estaba y sigue todavía muy marcada
por una concepción tradicionalista que quiere que las mujeres se
mantengan encasilladas en el universo doméstico, muy ausentes de la vida
pública y al margen de las actividades económicas y políticas (Naciri,
2002). Sin embargo estas iniciativas y esta movilización han contribuido
al desarrollo de la idea de que las mujeres puedan jugar un papel cada
vez más importante en el espacio público, beneficiarse de una creciente
igualdad y contribuir en mayor medida al desarrollo económico del país
(Ennaji, 2004). Han seguido sobretodo el esquema de promoción y
desarrollo de las asociaciones y de las cooperativas femeninas (ACF) que
se han convertido en actrices importantes de la producción de bienes y
servicios dirigidos a turistas. Estas ACF han podido ser fomentadas por
una combinación de iniciativas endógenas y exógenas, y conducir a menudo
también “a modificaciones en la transmisión de los saberes a la vez que valorizan el capital económico, humano y social de las mujeres”
(Louargant, 2005, p. 2). Este artículo pretende mostrar el proceso y
los cambios introducidos por estas ACF en las relaciones entre hombres y
mujeres en una región del Alto Atlas central, el valle de los Aït
Bouguemez.
2
La
literatura académica ha mostrado desde hace ya algunas décadas que el
turismo internacional en los países del Sur tenía importantes
implicaciones identitarias. Las investigaciones llevadas a cabo por
Michel Picard en Bali y otras publicaciones a partir de los 80 han
abierto el camino a la idea de que los estudios turísticos podían
enriquecerse cuestionando esta actividad, no ya principalmente desde el
punto de vista de la desestabilización cultural de las sociedades de
acogida, sino más bien de la capacidad para suscitar una transformación y
una renovación de las identidades colectivas. Aún escribía Picard
recientemente que “el análisis del turismo cultural en Bali ha
permitido entender cómo, lejos de proceder desde el exterior, la
turistificación de una sociedad la transforma desde el interior,
influyendo sobre la idea que se hace de ella misma. En efecto, en cuanto
una sociedad se entrega a ser consumida en un mercado, en cuanto tiende
a convertirse en deseable para sus visitantes, es la idea que esta
sociedad tiene de ella misma la que va a verse modificada, ya que el
intercambio turístico provoca un desplazamiento del lugar a partir del
cual sus miembros consideran su identidad, en su confrontación con la
alteridad que figura para ellos la presencia de los turistas“.
3
Prosigue subrayando que las poblaciones locales no son los objetos pasivos de la “mirada turística” (Urry, 1990) sino “sujetos
activos que construyen representaciones de su cultura de cara a los
turistas – representaciones basadas en sus propios sistemas de
referencias y en su interpretación del deseo de los turistas”
(Picard, 2010). Esta reflexividad posibilitada o amplificada por el
contacto y el intercambio turísticos puede conducir de esta forma a la
reformulación de las modalidades de autodefinición colectiva.
4
Esta
transformación inducida por el turismo puede afectar a las sociedades
locales en su conjunto y conducir a nuevas representaciones de prácticas
culturales y a la emergencia de una nueva concepción de patrimonios
locales. Ya lo han constatado investigadores marroquíes: “Esta
conexión en el sistema-mundo de los sistemas socio-económicos y
culturales locales desemboca igualmente en procesos de
patrimonialización fuertemente marcados por esta mundialización donde lo
“local” se redescubre o reconstruye en eco a una demanda extranjera”
(Nakhli et Berriane, 2011, p. 120). Esta recomposición puede conducir
también a reposicionamientos de grupos específicos en el seno de estas
sociedades locales. Puede, por lo tanto, fomentar el interés de los
grupos marginalizados en adquirir un creciente reconocimiento, en el
sentido que le dan Charles Taylor (1998) y Paul Ricoeur (2004),
resistiendo a esta marginalización, incluso promoviendo identidades
proyecto que sean portadoras de concepciones alternativas de la sociedad
(Castells, 1999).
5
En
estas condiciones las iniciativas turísticas de algunos constituyen
potencialmente un “capital” (Picard, 2010) que pueden explotar los
individuos y los grupos correspondientes para autodefinirse y
reposicionarse en su contexto social.
6
En
esta perspectiva, las investigaciones han analizado las recomposiciones
sociales e identitarias inducidas por el desarrollo turístico en el
campo específico de las relaciones de género (por ejemplo Masson et al,
1989). Como lo indican Sophie Louargant y Liliane Bensahel, que han
trabajado en experiencias llevadas a cabo en el Medio Atlas, ciertas
iniciativas turísticas han “permitido desarrollar a la vez capital
humano (saber-hacer de las mujeres) (y) capital social (creación de
asociación y de cooperativa y de recursos (financieros, sociales y
culturales por la evolución del reconocimiento del estatus social de la
mujer)” (Louargant et Bensahel, 2007, p. 22). De forma más general
estas dos autoras consideran que el capital humano y el capital social
son los pilares del desarrollo sostenible, “factores decisivos en las producciones y los servicios innovadores” (idem, p. 13). Para Perret (2002), son incluso indicadores del desarrollo socioeconómico.
7
La
dimensión subjetiva e identitaria de las modalidades y de los efectos
del desarrollo en las mujeres ha sido subrayada en particular por
algunos (Granié y Guétat-Bernard, 2006 ; Verschuur, 2001). En el marco
de sus trabajos sobre el Medio Atlas, Louargant observaba que las
mujeres implicadas en proyectos turísticos “aprovechan las oportunidades para inventar, actuar y ocupar un sitio como sujeto” (Louargant, 2007, p. 9).
8
Este
artículo se inscribe en esta línea de trabajos. Procede a un análisis
de reposicionamiento identitario de mujeres implicadas en las ACF del
valle de los Aït Bouguemez. El análisis está guiado por un especial
interés en evaluar las modalidades, los conocimientos adquiridos así
como los límites de estas transformaciones y de sus consecuencias en el
estatus de las mujeres de este valle. Se basa en una confrontación de
varios tipos de identidad: las identidades sociales tradicionales
regidas por una mirada dominante, las tradiciones y las costumbres ; las
identidades promovidas desde hace unos diez años en el marco nacional
bajo la influencia del modelo occidental y de las acciones de las
organizaciones internacionales ; y las identidades colectivas
reivindicativas que son trabajadas por las mujeres implicadas en estas
ACF cuando ponen esta implicación al servicio de su estatus social.
9
Nuestro
método de investigación se ha apoyado primero en un análisis de las
políticas y de las estrategias adoptadas por el Estado marroquí para
fomentar la participación de las mujeres en el desarrollo local,
sobretodo por la cualidad esperada de las ACF ; pasa a apoyarse a
posteriori en la realización y explotación de entrevistas llevadas a
cabo en el seno de diez ACF del valle de los Aït Bouguemez, sobretodo
con los responsables, y de las observaciones realizadas in situ. Este
estudio de caso pretende evaluar la adopción local de este modelo de
organización, sus efectos en la estructuración de la sociedad local y
las identidades reivindicadas. El esquema a través del cual se
desarrolla este artículo retoma y explicita la concatenación de métodos
focalizando su atención en algunos aspectos particulares de estos
replanteamientos identitarios. En primer lugar, abordamos brevemente las
políticas estatales marroquíes en favor de las mujeres y de las ACF.
Después presentamos la cuestión del desarrollo de las ACF en los Aït
Bouguemez con la emergencia de un nuevo grupo de mujeres. En el tercer
apartado de este texto abordamos la cuestión patrimonial en su relación
con la idea de modernización. Para terminar, hablamos de la contribución
de las ACF a la reformulación de las identidades femeninas locales.
Las políticas estatales a favor de las mujeres y de las ACF
10
Las
sociedades rurales en Marruecos se caracterizan por una clara
diferenciación de los roles atribuidos a las mujeres y a los hombres
(Laklalesh, 2006). Los hombres se ven habitualmente asociados a las
actividades productoras generadoras de ingresos. Las mujeres están más a
cargo de las actividades domésticas y de reproducción social, así como
de las actividades productoras que no generan ingresos. Constituyen por
lo tanto actores determinantes de las sociedades y del desarrollo rural,
pero actores económicos marginados, excluidos de la producción de las
riquezas monetizadas (Laklalesh, 2006).
- 1 NdT: En la página en español http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/ se indica « Igualdad entre (...)
11
Desde
el final de los años 1990, el Estado marroquí se ha asignado la tarea
de promover el estatus y el papel de las mujeres a través de un proceso
de integración al desarrollo. Este reciente interés ha sido ampliamente
fomentado por las organizaciones internacionales, intergubernamentales o
no-gubernamentales. Ha sido motivado también por el interés del Estado
marroquí por cuidar de su imagen internacional contribuyendo, por
ejemplo, a los Objetivos de Desarrollo del Milenio – el 3r objetivo
aspira a “promover la igualdad entre sexos y el empoderamiento de las mujeres”1 – u obrando por mejorar el Índice de Desarrollo Humano – que toma en cuenta indicadores relativos a las cuestiones de género.
- 2 El discurso real del 20 de agosto de 1999 y la carta real del 18 de enero del 2000 expresan con fue (...)
12
Esta voluntad ha tomado primero la forma de decisiones reales2.
Ha abierto el camino a una serie de reformas, muy numerosas a partir
del 2002 – Código procesal penal (2002), Código del trabajo (2003),
Código penal (2003), y Código de la familia (2004) – y de
transformaciones sociales a veces calificadas como notables si
comparamos la situación marroquí con la de los otros países
arabo-musulmanes: “Los progresos llevados a cabo desde el 2002 en el
campo legislativo sitúan incontestablemente a Marruecos entre los
países árabes que más han avanzado en la lucha contra las
discriminaciones a las mujeres. La voluntad política – al más alto
nivel- de poner fin a las desigualdades más patentes/visibles y a las
humillaciones de las que son víctimas las mujeres abre perspectivas
importantes para seguir con las movilizaciones en el camino hacia la
igualdad entre hombres y mujeres” (ADFM, 2009).
13
Algunas
de estas reformas han sido guiadas por el interés por fomentar y
promover estructuras de actividades específicamente femeninas
generadoras de ingresos. El Estado marroquí deseaba también facilitar la
toma en cuenta de las actividades femeninas en el cálculo del Producto
Interior Bruto. Una de las herramientas en este contexto ha sido la de
las Asociaciones y Cooperativas Femeninas (ACF). Se trata de estructuras
creadas con el aval de la administración que sirven también de
intermediario con los organismos financiadores. Estas ACF tienen pues un
estatus legal, idéntico en todo el territorio marroquí, aunque hayan
sido fomentadas en las regiones marginalizadas del país. Anteponen
prioridades similares: el aumento del ingreso de las familias, el
incremento del nivel de instrucción, la mejora de las condiciones
sanitarias y medioambientales en sus localidades, la pre-escolarización
de los hijos a fin de permitir que las mujeres se dediquen a actividades
productivas.
14
Esta
política ha sido (todo) un éxito seguro: numerosas ACF han sido creadas
en este contexto y muchas han alcanzado varios de los objetivos que se
habían fijado según el reciente balance establecido por diferentes
informes y análisis (Toumi, 2010). Sin embargo el contexto político y
administrativo en el que han aparecido ha llevado a muchas de estas ACF a
encontrarse en una situación de fuerte dependencia con respecto a las
autoridades públicas. Por lo tanto han sufrido a menudo dificultades
recurrentes en cuanto a autogestión y a llevar adelante el proyecto de
manera autónoma (El Mostafa Chadi, 2001). En numerosos casos, su gestión
aparece hoy en día muy tributaria de la coyuntura económica, de los
compromisos del Estado y de los colaboradores internacionales.
El desarrollo de las ACF en los Aït Bouguemez y la emergencia de un nuevo grupo de mujeres
- 3 Alto comisariado del Plan, Estadística 2004.
- 4 División de los asuntos sociales de la provincia de Azillal.
15
El
valle de los Aït Boguemez ha visto nacer a numerosas iniciativas en el
marco de esta política. De 35 Km de ancho, situado en el centro de las
montañas del Alto Atlas, este valle cuenta con algo más de 15 000
habitantes repartidos3
entre 25 pueblos o aldeas (douars). Corresponde al territorio de una
estructura administrativa única, la comunidad rural de Tabant. El
desarrollo de las infraestructuras a partir de los años 1970 ha
permitido sacarla de su aislamiento geográfico, conectar numerosos
douars a las redes de abastecimiento de electricidad, de agua potable y
al teléfono. Varias iniciativas públicas, asociativas y de cooperación
internacional, han permitido también el desarrollo del turismo con la
ayuda de circuitos de senderismo valorizando numerosos recursos del
valle: huellas de dinosaurios, paisajes naturales, arquitectura de
adobe, tradiciones culturales, sitios históricos como los graneros
colectivos (ighrems) sobretodo el de Aït Moussa con el sello patrimonio
mundial de la UNESCO. La frecuencia de visitas turísticas del valle ha
pasado de 3 000 visitantes en 1987 a 19 000 en 20024,
gracias sobretodo a la proximidad de la ciudad de Marrakech. Una red de
casas rurales y un centro de formación de guías de montaña han sido
instalados en el marco del “Proyecto de desarrollo del turismo de montaña” en el marco de una operación de desarrollo regional, el Proyecto Gran Atlas Central iniciado en 1983 (Pezelet, 1996).
16
La
mayoría de las ACF creadas en el valle han intentado inscribirse en el
proceso de desarrollo turístico. El valle cuenta con 47 asociaciones y
cooperativas de las que 10 son femeninas (1 cooperativa y 9
asociaciones). Tan sólo una asociación es mixta. Todas las ACF han sido creadas entre 2002 y 2011. Están
estructuradas en base a un modelo único: agrupan un pequeño número de
afiliadas (entre 12 y 52) y su actividad está coordinada por una
directiva compuesta de 5 a 7 personas. Estas ACF se han especializado en
la producción artesana (tejido de alfombras de lana, punto, costura,
decoración con abalorios), la producción agrícola (apicultura,
irrigación, cría de cabras, plantación de árboles frutales) y la
transformación de estos productos (compota de frutas, confitura de
manzana y tomate, mermelada de nuez y miel, cuscús aromatizado, leche y
derivados- queso fresco, queso para fundir, yogur). A estas actividades
de producción les añaden a menudo actividades de servicio y formación
(alfabetización, educación y seguimiento de la escolaridad de las
niñas).
- 5 Un programa estatal, bautizado Iniciativa Nacional de desarrollo Humano, abre la posibilidad de acc (...)
17
Estas
estructuras no se benefician de subvenciones públicas, el valle no está
considerado como prioritario debido a los ingresos medios de sus
habitantes5.
Las ayudas otorgadas a estas estructuras femeninas provienen
principalmente de ONGs extranjeras y de personas de paso, los turistas
principalmente. En un sólo caso, el de la Asociación Imelghass, una
ayuda financiera de acompañamiento técnico y en especie (adquisición de
material) ha venido de personas extranjeras instaladas en el valle.
- 6 Todas las entrevistas han sido llevadas a cabo por la autora en árabe dialectal y traducidas por el (...)
18
El
desarrollo de las ACF se ha hecho en un contexto local donde las
mujeres habían sido ampliamente excluidas de la actividad y de los
ingresos turísticos directos. La mayoría de estas actividades estaban
entre las manos de una élite masculina, principalmente compuesta de
guías. La implicación de las mujeres se limitaba a menudo a tareas de
back office. Como nos lo ha dicho un joven encargado de un albergue, “las
mujeres hacen de todo salvo servir a los turistas… Es la tradición
aquí. No hablan su idioma… No necesitan un sueldo. Forman parte de
nuestra familia“6.
Cuando las mujeres practican una actividad remunerada en este área,
principalmente en las tareas de limpieza y de cocina, perciben un sueldo
muy bajo para los largos y pesados días de trabajo realizados. En estas
condiciones, la implicación en una ACF se ha presentado para muchas
como una forma de implicarse mucho más directamente en la economía
turística y de adquirir cierto grado de autonomía.
19
En
efecto, si las actividades realizadas en este contexto no tienen que ver
directamente con la producción de servicios turísticos, los miembros
saben que los turistas constituyen la clientela de sus producciones: “sin el turismo, nuestra actividad estaría muerta, son los turistas los que compran“, declara una afiliada. Otra asociada declara: “Son los turistas extranjeros los que compran nuestros productos y les parecen muy buenos o muy bonitos“. La comercialización de las producciones para los turistas permite a los miembros adquirir cierta autonomía financiera: “… es gracias al turismo que ganamos algo de dinero. Es importante tener su propio dinero“. Los ingresos provenientes de esta actividad sirven a menudo a mejorar la vida cotidiana de estas mujeres: “Con el dinero ganado he comprado una lavadora para que me aliviar el dolor de espalda provocado por el trabajo manual“.
Sin embargo, esta autonomía financiera está muy limitada, el tiempo
dedicado al trabajo en las ACF es modesto teniendo en cuenta la pesadez
de las tareas domésticas y familiares tradicionales. Por otro lado,
nuestra investigación ha mostrado que las madres de familia están poco
implicadas en estas asociaciones y cooperativas. Según nuestras
estimaciones 80 % de las afiliadas son solteras de todas las edades,
viudas, mujeres divorciadas y mujeres de edad. Las mujeres casadas y las
madres de familia que participan en las ACF son a menudo mujeres muy
pobres cuyos maridos toleran que se comprometan por razones financieras:
“Mi marido ha aceptado que sea miembro ya que ayudo con mi dinero en las necesidades de los niños“.
Por otro lado, 60 % de las chicas jóvenes que son miembro abandonan su
ACF al casarse. La presidenta de la asociación Imelghass declara: “Cada año el número de afiliadas se reduce ya que en gran parte las chicas que se casan dejan la asociación“.
20
Por
lo tanto, en una primera lectura, las ACF parecen tener más efectos
económicos puntuales que una fuerte capacidad para influenciar el
estatuto social del conjunto de mujeres en estas comunidades rurales.
Cierto es que confieren un estatus nuevo a sus miembros ya que éstas
afirman públicamente su implicación en estas instituciones y reconocen
su aspecto positivo en su interés por la empoderamiento. Cierto es
también que contribuyen a una reconfiguración de las relaciones sociales
en el seno de estas comunidades aunque sólo fuera participando en el
reposicionamiento del grupo de mujeres que viven fuera de la pareja,
antaño aisladas. Todas juntas, estas asociadas han dado pues a luz a un
nuevo grupo social local que juega a partir de ahora un papel
socio-económico desconocido en el valle hasta entonces: ganan dinero,
ayudan a las personas cercanas y contribuyen al desarrollo turístico del
valle. A pesar de todo, aunque estas ACF hayan permitido a algunas
mujeres bastante más autónomas que antes constituirse en un grupo
visible, sus afiliadas conservan una posición marginalizada en estas
sociedades locales todavía marcadas por una neta diferenciación de roles
sociales entre hombres y mujeres, y por una actitud mayoritariamente
hostil por parte de hombres que se resisten a cualquier forma de
“modernización femenina“. Las mujeres constituyen una pequeña minoría en
el seno del consejo municipal del municipio rural de Tabant: 3
consejeras de un total de 17.
21
A
esta primera lectura que concluye con una evolución limitada de las
relaciones sociales de género, hay que añadirle una segunda, todavía más
matizada, en términos de recomposición identitaria. Observaremos que la
aparición de las ACF ha jugado un papel ambivalente en el refuerzo y la
transformación de las identidades colectivas y en particular de las
identidades femeninas en el valle.
Patrimonio, modernización y refuerzo de las representaciones identitarias
22
Las
ACF han contribuido a confortar representaciones establecidas por
mujeres bereberes poniendo de relieve sus saber-hacer habitualmente
asociados a las mujeres en estas sociedades tradicionales.
23
Los
trabajos agrícolas (por ejemplo la explotación de árboles frutales) y
la fabricación de productos derivados (sobretodo compotas y mermeladas)
que son valorizados por algunas ACF corresponden a tareas
tradicionalmente efectuadas por las mujeres. El tejido, que es el
saber-hacer artesanal más conservado por estas organizaciones, es
también una actividad tradicionalmente reconocida de las mujeres de este
valle. Por otro lado, el interés de las ACF por combinar estas
actividades de producción con una organización colectiva de guardia de
hijos, incluso de pre-escolarización, responde también a una necesidad
habitualmente satisfecha por las mujeres de manera aislada.
24
La
especialización de las ACF en la organización y la valorización de las
actividades tradicionales responde pues a un interés por capitalizar los
saber-hacer femeninos. Pero responde también a una demanda específica
de numerosos turistas, interesados tanto por los productos de este
trabajo como por el hecho de que sean, para ellos, típicamente
femeninos. Las afiliadas, como esta directora de la cooperativa
Tikniwine, son totalmente conscientes de ello: “Fabricamos nuevos
productos a base de manzana, como la confitura, la compota, la mermelada
a base de nuez y miel. Los turistas nos los piden mucho“. Añade: “conseguimos hacer queso fresco, yogur, incluso queso para fundir. Los vende una quesería francesa en Marrakech. Son muy apreciados por los extranjeros“. La presidenta de la asociación de los amigos de Aït Bougemez confirma este punto de vista: “Fabricamos
una variedad de cucús a base de cebada, de trigo, de maíz aromatizado
con plantas como el tomillo, el romero. Son productos muy solicitados
por los turistas extranjeros“.
- 7 Alfabeto bereber, en otros tiempos un abyad, alfabeto consonántico que ha sufrido modificaciones y (...)
25
El
conocimiento adquirido de las expectativas de los turistas les ha
enseñado a poner en escena las técnicas más tradicionales y a adoptar un
discurso identitario de circunstancia Estas mujeres dicen re-dinamizar
un legado ancestral, olvidado o al marginalizado. Afirman de buen grado
perpetuar técnicas muy antiguas de tejido o de preparación de ciertos
manjares. Algunas dicen realizar verdaderas investigaciones para
identificar los rasgos más singulares de la cultura bereber o de
montañesa: como el motivo de la fíbula, emblema de la bereberidad, y el
alfabeto tifinaghe7 se retoman en las alfombras, los embalajes, los carteles, los paneles, etc. Una asociada declara en este sentido: “Buscamos los antiguos dibujos bereberes para poder tejerlos, son muy apreciados por los turistas“. Otra confirma: “Efectivamente
presentamos el carácter bereber y montañés en nuestros productos
puramente locales, a través de los nombres de asociación y de los
carteles, en los embalajes de nuestros productos“. Este interés por
satisfacer a los turistas va a veces acoplado al de contribuir a la
valorización del patrimonio cultural local: “sabemos que no hemos de perder nuestra cultura rural y bereber, nos enorgullece. Es el legado de nuestros padres“.
26
No
obstante, este interés por satisfacer las expectativas turísticas ha
conducido también a algunas adaptaciones. Las alfombras de los talleres
son más variadas en cuanto a formas, colores, tallas y motivos: “Ahora
tejemos alfombras pequeñas, tapices de cuadros y de decoración… es por
el peso en el avión, los turistas no puedes comprar alfombras grandes
como las que hacemos aquí“. Otra asociada lo resume de esta forma: “Más variedad en los colores y en las formas, más beneficios“. Pasa lo mismo con la fabricación de joyas, según el presidente de la asociación Ighrem: “Adaptamos
la producción de los artículos a la demanda turística. Hacemos collares
a juego con pulseras con diferentes colores y formas. Son muy
apreciados y personas de fuera del valle los compran“.
27
Las
técnicas de producción en los talleres son también a menudo más
modernas e instrumentadas que en casa. Los talleres de las ACF han
introducido un utillaje y unas técnicas mecanizadas para operaciones tan
diversas como la extracción de zumos, el embalaje y la conservación de
productos, el embotellamiento de jarabes al igual que el tejido de
alfombras. Estas innovaciones responden a un interés por la eficacia,
así como a una preocupación por responder a las normas de higiene y de
presentación adaptadas a la clientela a la que se dirige: “Estamos
obligadas a integrar en nuestras prácticas de producción las normas de
higiene y los nuevos métodos de conservación. Si no, los turistas no
comprarán nuestros productos“, declara la presidenta de la cooperativa
Tikniouine. Algunas ACF incluso se han metido en trámites de
certificación y solicitud de sello con vistas a asegurar la conformidad
internacional de los productos y a poder exportarlos. Estas adaptaciones
conducen a practicar precios considerados como inabordables por las
poblaciones locales. Por otro lado, la comercialización de estas
producciones ha requerido el dominio de técnicas de contabilidad
desconocidas hasta entonces.
28
Estas
estructuras asociativas y cooperativas representan a partir de ahora la
“imagen de marca” de la producción agrícola y de la artesanía local
porque han sabido adaptarse a las expectativas, a los imaginarios y a
las prácticas turísticas. Por la apreciación de los turistas, las ACF se
han convertido en un “capital” (Picard, 1990) que las mujeres explotan y
hacen que fructifique.
29
Por
consiguiente la expectativa de venta a turistas ha fomentado el
redescubrimiento de un patrimonio local y, en la misma línea, ha
confortado algunas de las representaciones sociales que en cuanto a las
mujeres prevalecen, para los mismos turistas así como también para el
conjunto de los habitantes del valle. En lo esencial las mujeres de las
ACF valorizan los saber-hacer que tenemos por costumbre asignarles. Sin
embargo el contexto de producción y de comercialización ha inducido una
evolución de los saber-hacer en el sentido de una mayor tecnicidad. Si
los turistas no han tomado conciencia de estas transformaciones y de su
implicación en la imagen de las mujeres, éstas son claramente percibidas
en el seno de las sociedades locales. Por lo tanto el turismo, a la vez
que conforta ciertas identidades tradicionales, se ve a partir de ahora
por las asociadas como un factor de “renacimiento cultural” (Picard,
1990).
La contribución de las ACF a la reformulación de las identidades femeninas
30
La
adaptación de las ACF a la demanda turística en el valle ha jugado pues
de manera ambivalente en la relación que las asociadas tienen con el
pasado y el patrimonio, por una parte, con la modernización por otra, y
los efectos de estas relaciones en las modalidades de su autodefinición
individual y colectiva. Pero las implicaciones identitarias de este
nuevo hecho establecido se expresan también en otro nivel: el del
reconocimiento social que los miembros de estas ACF buscan y a veces
logran obtener a través de sus actividades. Esta vez es su identidad
colectiva, adquirida a favor de su reposicionamiento con respecto a una
mirada externa y a otros grupos locales, la que está en juego.
31
Una
de las primeras consecuencias del desarrollo de las ACF ha sido el
reconocimiento adquirido a ojos de los turistas. Las asociadas dicen a
menudo que el interés de los turistas por su trabajo ha agudizado su
“orgullo”: “Nos sentimos más orgullosas, más seguras de nosotras
mismas, desde que trabajamos en la asociación. Sabemos leer y contar y
gestionamos correctamente la venta de nuestros productos, también
innovamos. Y los turistas lo aprecian y nos animan“. La atención
que los turistas les brindan ha conducido de manera evidente a una
revalorización de su trabajo para ellas mismas.
32
Otra
consecuencia reside en la nueva mirada que se les confiere en el seno
de las sociedades locales. Esta mirada, escéptica, incluso crítica, en
un primer momento se ha transformado con el tiempo, al menos para
algunos, por dos razones principales: primero la población local ha
tomado conciencia del hecho que estas iniciativas estaban promovidas por
el Palacio real y acompañadas por la administración, que benefician de
una legitimidad institucional que otras muchas actividades en el valle
nunca obtuvieron. Después, se ha dado cuenta del éxito, a pesar de que
sea modesto, de la comercialización de los productos de las ACF: “¡Qué
extraño ! Pero con el rendimiento y el premio otorgado a nuestra
actividad, las mentalidades y las miradas han cambiado. Hay más respeto,
nos animan más. Y quieren imitarnos“, declara la presidenta de la cooperativa Tikniwine, la más antigua de las ACF del valle. Otra completa: “Trabajamos
en algo que es apreciado y demandado. Ahora la gente se interesa por
nuestro trabajo. Estamos mejor consideradas que antes (…) Demostramos a
todo el mundo que somos capaces y que podemos conseguirlo…“, declara la joven presidenta de la Asociación femenina de Aït-hkim.
- 8 DTP, Municipio rural de Tabant.
33
Con
la adquisición de sus propios ingresos, con la toma en cuenta de sus
tareas en términos de tasa de actividad, que pasó del 3 % al 37 % para
las mujeres entre 1994 y 20048, estas afiliadas pueden dar prueba de su implicación en el desarrollo del valle y de su contribución a los ingresos domésticos.
34
Este
reconocimiento encontrado en la mirada de los turistas y, aunque en
menor medida, en la de los otros habitantes del valle, contribuye a este
sentimiento de orgullo tan a menudo citado. Contribuye también a
legitimar la referencia a un « nosotros », a un sujeto colectivo
convertido tanto en fuente de auto-representación como en motivo de
afirmación pública. En efecto, este “nosotros” está frecuentemente
mencionado para designar estos grupos emergentes: “tenemos nuestros nuevos sitios sólo para nosotras que nos permiten una entrada de dinero“. Y este “nosotras” es portador de satisfacciones materiales y simbólicas: “Gracias
a estas actividades, podemos satisacer un poco nuestras necesidades.
Pero vemos un futuro mejor si trabajamos mejor y más” declara otra.
35
Otra
manifestación de esta toma de confianza adquiere también una forma más
política. Sin que sea posible determinar con precisión si estos
discursos han precedido el movimiento de creación de las ACF, o si
provienen de él, es sorprendente oír a numerosas mujeres adoptar
posturas reivindicativas. Muchos presentan hoy en día las ACF como un
instrumento de afirmación identitaria y de integración social para las
mujeres del valle: “Nuestras madres han crecido en el “cállate, no sabes nada“. No
tenían derecho a nada, ninguna participación local, no sacaban ningún
beneficio de su trabajo” explica la directora de la cooperativa
Tikniwine. “Queremos trabajar, ganar dinero y ser autónomas con
respecto a nuestros maridos, a nuestros padres. Que tengamos nosotras
también nuestro sitio en el pueblo” explica una de las pocas afiliadas
que ha conseguido participar en la esfera política local. A menudo
sucede que las ACF estén explícitamente concebidas como medios de
acción, como instrumentos al servicio de identidades que resisten al
servicio de la evolución del estatus de las mujeres en el seno de la
sociedad local.
36
Esta
perspectiva justifica la importancia que muchas ACF dan a la
alfabetización de las mujeres y a la escolarización de los jóvenes, de
la niñas en particular. La mayoría de las mujeres son analfabetas. La
cooperativa Tikniouine, la más antigua y la más dinámica de las ACF con
sus 35 afiliadas, no cuenta más que 4 afiliadas con un nivel de
formación escolar superior al de primaria y una afiliada que ha obtenido
la selectividad. Además, estas mujeres conforman ellas mismas la
directiva de la cooperativa. A nivel de Marruecos, las regiones de
montaña tienen las tasas más bajas en cuanto a escolarización de la
niñas. La mayoría de las ACF de los Aït-Bouguemez cuentan con un lugar
de acogida de los niños y niñas en edad pre-escolar, con clases
semanales para las afiliadas, incluso a veces con una iniciación a
ciertas lenguas europeas. Esta actividad está citada a menudo en las
entrevistas: “Intentamos asistir siempre a las clases de
alfabetización, es muy importante para nosotras… Tenemos una nueva
ocupación: los libros. Los hombres ya no se oponen, al contrario, nos
animan“.
37
Esta
inversión en la adquisición de nuevas competencias, para ellas y
todavía más para sus hijos, muestra el interés de estas afiliadas por
recuperar un retraso acumulado en materia de comunicación y el deseo de
romper el aislamiento causado por ello.
Conclusión
38
Al
término de este análisis podemos ver claramente que doce años después de
su lanzamiento la política del Estado marroquí presentando ambiciosos
objetivos en términos de género ha producido efectos hasta en las
montañas muy alejas de la capital. Las ACF, concebidas como un
instrumento de desarrollo rural y de promoción del trabajo femenino, se
han multiplicado en el valle de los Aït-Bouguemez, permitiendo el acceso
de algunas mujeres a la economía monetaria y a cierta autonomía
financiera. Cierto es que la adhesión de las mujeres ha sido limitada
por numerosos factores, sobretodo por la baja disponibilidad que las
tareas domésticas y agrícolas les permiten, pero también debido a la
reticencia de muchos maridos. Los efectos sociales de las ACF se han
producido principalmente en las mujeres solteras, viudas o divorciadas.
Desde este punto de vista los resultados de esta investigación coinciden
con los de S. Louargant en el Medio Atlas: “Las posibilidades de
construir una red y una cooperativa están íntimamente ligadas a los
sistemas de valores que codifican las prácticas de las mujeres, que
fijan una norma social, culturalmente ideológica” (2008, p. 6). Por
otro lado, estas mujeres están todavía lejos de haber alcanzado un
estatus de autonomía real, siendo a menudo sus ingresos modestos, pero
también y sobretodo porque sus estructuras dependen todavía mucho de la
administración y de las ayudas financieras.
39
Pero
los efectos más notables, que van más allá del círculo de miembros de
las ACF, se han manifestado en las representaciones identitarias. Las
ACF han asegurado a las mujeres un reconocimiento por parte de los
turistas y cierta legitimidad en el seno de las sociedades locales,
fruto de su trabajo convertido en tangible y monetizable. Esta evolución
ha permitido una nueva expresión de una cierta seguridad en sí misma,
una nueva identidad colectiva femenina, reconocida y valorizada por los
turistas. Por lo tanto, “formas identitarias” emergentes no dependen
sólo de su tradición o de la estructura social heredada, sino que toman
en cuenta lo vivido en el trabajo, sus experiencias y sus aprendizajes.
También en este punto nuestros resultados coinciden con los de Sophie
Louargant: “Estas mujeres han aparecido como actrices importantes
movilizando a su manera los recursos accesibles de su entorno social
inmediatamente con el fin de asegurar su supervivencia, la de su familia
y la de su comunidad. Estas mujeres se han organizado a partir de sus
capacidades tradicionales, adquiridas de su experiencia del trabajo
doméstico, así como requiriendo el apoyo de su red. Han transformado las
bases en una fuente capaz de sostener la producción de bienes y
servicios intercambiables a la vez que monetizables” (2007, p. 12).
40
Aunque
sólo tengan que ver directamente con una minoría de habitantes, las ACF
aparecen también como vectores decisivos de las reivindicaciones,
aspiraciones y transformaciones identitarias llevadas a cabo por sus
afiliadas, incluso por un círculo ampliado de mujeres que prestan
atención a sus acciones. Aunque de modesta amplitud, estas instituciones
fomentan la formulación de identidades de resistencia con respecto a la
influencia de la tradición y de los prejuicios mayoritariamente
masculinos. ¿Son por ello vectores de identidad proyecto (Castells,
1999) susceptibles de revolucionar las estructuras y las dinámicas
sociales locales ? Los habitantes más críticos lo temen y lo proclaman
alto y fuerte. Los discursos recogidos de las mujeres son más matizados.
Si a veces encontramos enfado o reivindicación, observamos sobretodo la
expresión de un interés por valorizar un patrimonio que acaba de
descubrirse, por combinar tradición y equidad de género y por contribuir
al desarrollo del valle y al bienestar de sus habitantes: “A través de nuestro trabajo, queremos representar nuestra región positivamente con el fin de que se desarrolle a mejor” declara la presidenta de la cooperativa Tikniwine.
Bibliographie
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Notes
1 NdT: En la página en español http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/ se indica « Igualdad entre los géneros».
2
El discurso real del 20 de agosto de 1999 y la carta real del 18 de
enero del 2000 expresan con fuerza la voluntad de hacer justicia a las
mujeres a través de la equidad social, el empoderamiento y la
implicación en el proceso de desarrollo, haciendo referencia a los
derechos de los preceptos de la religión musulmana (constituye el
receptáculo del referencial de la historia ancestral y contemporánea de
las mujeres en Marruecos y en el mundo árabe-musulmán) acordados a las
mujeres.
3 Alto comisariado del Plan, Estadística 2004.
4 División de los asuntos sociales de la provincia de Azillal.
5
Un programa estatal, bautizado Iniciativa Nacional de desarrollo
Humano, abre la posibilidad de acceso a financiamientos específicos sólo
para los municipios cuyo índice de ingreso se sitúe más allá del umbral
reactualizado de forma regular. El municipio rural de Tabant está
situado por debajo de este umbral. Diagnóstico Territorial Provincial,
PC Aït Bouguemez.
6 Todas las entrevistas han sido llevadas a cabo por la autora en árabe dialectal y traducidas por ella para esta publicación.
7
Alfabeto bereber, en otros tiempos un abyad, alfabeto consonántico que
ha sufrido modificaciones y variaciones desde su origen hasta nuestros
días.
8 DTP, Municipio rural de Tabant.
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Référence électronique
Wafaa Tizza, « Mujeres de los Aït Bouguemez: identidades desafiando al turismo », Via [En ligne], 2 | 2012, mis en ligne le 13 décembre 2012, consulté le 09 janvier 2018. URL : http://journals.openedition.org/viatourism/1127 ; DOI : 10.4000/viatourism.1127Haut de page
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