CÓMO QUIERO A ESE TAXI

Muchas veces nos hemos movido por Marruecos en un “grand taxi”, Mercedes 240; para ir desde Marrakech a Bouguemez, a Imil, a Setti Fadma, a la Tassaout… como el mejor comienzo de nuestra pequeña aventura.
Hoy hemos sabido que estos entrañables vehículos, Mercedes 240, después de casi cuarenta años de traqueteos, están condenados a desaparecer sustituidos, en aras de la seguridad y el ahorro energético, por los fríos Dacia Lodgy de 7 cómodas plazas más equipaje.
Las mismas que venía a tener el viejo taxi color ocre, y más si eran necesarias. Con él desaparecerá una forma de descubrir Marruecos: calor, sudor, polvo… inshalá.


…Y esos primorosos protectores del salpicadero a base de pelo de camello que nos descubrieron cuán peludos eran esos animales; y para los que reclamamos la declaración de espacios protegidos por la diversidad de su fauna.


ESE TAXI NO LO QUIERO
Adiós al Mercedes 240, el icono turístico que ahora avergüenza a Marruecos. Tienen 35 años y están destartalados.

Francisco Apaolaza 
El Diario Montañés, 2 de junio de 2014.



Desde la costa del Atlántico a las montañas del Atlas, Marruecos es un país extenso en oferta de sensaciones para el viajero, pero una de las experiencias más genuinas es hacerse 300 kilómetros en un Mercedes de hace 35 años, con el techo carcomido por el óxido, el habitáculo apestando a tubo de escape y a tapicería longeva, los muelles del asiento clavándose en los mismos 'centros', las ventanillas bloqueadas, los frenos de papel y los amortiguadores de un tanque de la Segunda Guerra Mundial en un temible y peligroso bamboleo. Si no lo ha probado, ya puede darse prisa, porque Marruecos negocia cambiar sus taxis Mercedes 240 por otros vehículos más nuevos, que contaminen menos y que mermen la cifra de accidentes. Están pintados en blanco y en ocre y quedarán para el futuro como una postal de una época que se termina. Los Mercedes marroquíes no pueden más y el gobierno negocia con el sindicato de taxistas una renovación de la flota de 30.000 de estos vehículos (más de la mitad de los taxis del país). Como icono turístico no tuvieron precio, pero ahora son una tara para la imagen de nuestros vecinos. Los trajeron de Alemania hace más de 30 años y en su día fueron un lujo asiático en las carreteras del Norte de África. Ahora esos lujos han pasado y la época está para decisiones más prácticas. Los quieren cambiar por unos Dacia Lodgy, unos vehículos grandones que en glamour no tienen nada que hacer frente a los Mercedes, pero que suponen un salto cualitativo en comodidad y en ahorro de combustible. Sobre todo porque son más grandes que los “grand taxi” (los “petit taxi” se mueven dentro de las zonas urbanas y fueron renovados recientemente por pequeños vehículos rojos). La mayor diferencia que percibirá el viajero es que en los Dacia caben siete personas, en los Mercedes también, pero a presión. No se sabe, sin embargo, hasta dónde podrán llegar los conductores a la hora de aprovechar huecos. Actualmente, se considera que el taxi va lleno cuando hay dos personas delante y cuatro atrás con sus respectivas maletas. Y no es un viaje idílico. “Generalmente dentro huele mal, vas apretadísimo porque la gente lleva sus maletas consigo y está hasta arriba. Además, el aire acondicionado es la ventanilla del coche, pero la ventanilla puede estar rota y para abrirla necesitas pedirle la manilla al conductor», explica Paula Rosas, que fue corresponsal en el país durante tres años.

Recorridos poco rígidos
Tampoco funcionan a la europea. Todo sucede con buena parte de espontaneidad. Si es de los que van por la vida al son marcial de los horarios, pueden elegir otro medio, porque no lo tienen. Estas son las reglas: si encuentra un “grand taxi” en una estación, pregunte la ruta y si le conviene, amañe con el taxista un precio. Después, se monta y espera hasta que se llene (hasta las trancas). Si no va hasta arriba, no sale, así que la operación puede tardar cinco minutos o una hora. Eso de levantar la mano y ver parar al instante un vehículo a los pies de uno y decirle “Siga a ese coche” es un sueño. Los “grand taxi” que no están en las paradas siguen las rutas que van estableciendo sus ocupantes, así que se subirá a uno solo si le conviene su camino y si hay sitio. Los recorridos tampoco son rígidos: si se sube alguien que viaja cerca de la ruta, darán un rodeo. Todo este cambalache de efectos inesperados se puede evitar, como casi todo, con dinero: si quiere viajar solo y en ruta directa a su destino le resultará posible, pero tendrá que pagar las otras seis plazas. El desembolso (unos 40 euros por el trayecto Tánger-Asilah, de 50 kilómetros) es asequible para el turista, pero resulta prohibitivo para muchas personas que viven en zonas rurales. En realidad, los “grand taxis” están más hechos para los lugareños que para los viajeros. Desde hace décadas, cubren una necesidad importante, pues llegan a un precio relativamente barato a lugares en los que no hay líneas de autobús. “De alguna manera, se trata de un servicio privado que en cambio está cubriendo una necesidad pública”, comenta Rosas, que aventura que con la renovación convivan dos tipos de vehículos (nuevos y viejos) o que suban los precios de manera que algunos ciudadanos ya no los puedan pagar. Esta vez el gobierno alauita ha tirado por algo más asequible que además se fabrica en su país. Los Dacia Lodgy se ensamblan en la planta que tiene Renault en Tánger y saldrán más baratos. No ha trascendido cuánto, pero en los medios nacionales apuntan a que el país “engrasará” el cambio de modelo con una subvención de 5.000 euros a los propietarios por cada uno de los coches que vayan al desguace. En España la versión más barata cuesta 9.200, con lo que saldría por unos 4.000 euros por coche. Sin contar el regateo.

30.000  “grand taxi” circulan en Marruecos entre ciudades en contraposición a los 25.000 “petit taxi” que hacen el servicio en áreas urbanas del país y que han sido renovados recientemente.

PRECIO Y ESPACIO

Renovación. El cambio no va a ser fácil porque supondrá un importante desembolso por parte de los propietarios de tos taxis, que se oponen a la medida. Recibirán una subvención de 5.000 euros. Nuevo modelo. El Dacia Lodgy se fabrica en la planta que Renault tiene en Tánger. Caben 7 personas. 

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