De nuestra agradable estancia de una semana en el gîte de los hermanos Hassan y Mohamed Boutahar en Ait Ziri han quedado los recuerdos de los tranquilos paseos por el valle verde como ninguno, del agradable trato con sus gentes aún en pleno Ramadán, de sus douars de barro intactos a través de los siglos, de la amabilidad y buen hacer de Khalid en Dar Afra, de sus días radiantes y sus noches estrelladas. Y de regreso ya pensamos en volver.
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