Montaje de fotos personales y tomadas de Internet
Cuando un occidental llega a cualquier aldea perdida en las montañas del Atlas tiene la impresión de ser su descubridor. Falsa impresión porque otros ya lo han hecho antes que él y su modo de vida lleva años colándose en los hogares por las antenas parabólicas que crecen como girasoles metálicos sobre las azoteas.
Pronto, una turba de niños (la tasa de natalidad entre los bereberes montañeses triplica la española) rodeará al visitante. Ellas, tímidas, se mantendrán expectantes. Ellos, decididos, lo abrumarán demandándole “bonbon”, “stylo”… o los más maleados “dirham” directamente.
La actitud y el aspecto de ellos repite el rol social aprendido de sus mayores: ociosos, con sus ropas occidentales de mercadillo. El de ellas también: con sus tradicionales indumentarias multicolores, cargan con sus hermanos, cargan con hatos de leña o hierba, cargan… cargan… por eso las niñas se llevan nuestra simpatía y la mayoría de nuestras fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario